Mateo 18, 12-14
«En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no dejará las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda uno solo de estos pequeños».
Palabra del Señor
Gloria a Ti, Señor, Jesús
a) Jesús hace un retrato del "Padre del cielo", y lo describe como Pastor con un corazón bueno, comprensivo, que va en busca de la oveja descarriada y se llena de alegría cuando la encuentra.
Es un retrato que más que con palabras ha manifestado Jesús con su propia vida. A imitación de su Padre, él se preocupa de todas las ovejas, de modo especial por las más débiles, las que se escapan del redil y corren peligros.
No las abandona, las busca, las acoge, las perdona, las devuelve a la seguridad. Es en verdad el Buen Pastor.
Si el Padre es rico en misericordia, Cristo aparece también en las páginas del evangelio como comprensivo, misericordioso, benigno con los pecadores, dispuesto siempre a perdonar.
b) Si volteamos a nuestro alrededor nos encontraremos con muchos de estos "pequeños" que se han extraviado. Hombres y mujeres que, por diferentes razones, se encuentran lejos del Evangelio.
Hombres y mujeres, jóvenes y adultos que se han dejado engañar por las riquezas del mundo y que se encuentran perdidos en el hedonismo, el consumismo, o en la más miserable pobreza; algunos incluso, en los vicios y las drogas. Son personas a las que les ha faltado un pastor que evitara que por las presiones del mundo, económicas, sociales o culturales, éstos se perdieran.
Debemos y podemos hacer algo. Cada uno según sus posibilidades y el llamado de Dios en su corazón podrá hacerlo materialmente, pero todos debemos orar e interesarnos por ellos. Hagamos lo que está en nuestras manos, Dios completará la acción.
b) Padre bueno y clemente, que en Jesús nos das toda clase de bendiciones y nos confortas en nuestros sufrimientos, ayúdanos a imitarlo a él, buen samaritano, y con tu gracia haz que socorramos a nuestros hermanos que sufren para que comuniquemos a todos el consuelo que viene de ti. Amén