viernes, 18 de enero de 2013

Evangelio de hoy viernes 18 de enero 2013: Marcos 2, 1-12



Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla.

Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te quedan perdonados". Algunos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar: "¿Por qué habla éste así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?"

Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: "¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados‘ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa?‘ Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —le dijo al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa".

El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: "¡Nunca habíamos visto cosa igual!"

Reflexión
Qué importante es la fe de los demás, aun para nuestra propia salvación. En este pasaje nos relata San Marcos que fue precisamente por la fe y la cooperación de los que acompañaban al paralítico (que lo llevaron y luego se ingeniaron para poder presentárselo), que Jesús le perdonó sus pecados y después hasta le dio la salud física.

Tú también puedes ser el instrumento de Dios para que alguno de tus amigos o amigas se acerquen al sacramento de la reconciliación. Algunas personas tienen mucho tiempo sin acercarse, pues piensan que saldrán regañadas, y están en un error. El sacramento de la Reconciliación es el SACRAMENTO DEL AMOR DE DIOS. Es el espacio en que nuestro pecado se encuentra con la misericordia de Dios.

Los que llevaban la camilla estaban convencidos de que Jesús haría algo por su amigo. Si tú realmente crees esto, ayuda a quien no conoce bien el sacramento y que está esperando oír: "Tus pecados te son perdonados".

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

http://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/

jueves, 17 de enero de 2013

Evangelio de hoy: "Señor si quieres, puedes limpiarme"



Evangelio: Marcos 1, 40-45

"En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: "Si tú quieres, puedes curarme". Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: "¡Sí quiero: sana!". Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.

Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: "No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés".

Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes."

Reflexión
¿Cómo puede el hombre que ha sido tocado por el amor de Dios permanecer callado? Es imposible. Creo que esta puede ser la causa por la cual muchos cristianos permanecen callados: no han sido tocados por el amor sanante de Dios. Permanecen llenos de miedos y temores, viviendo como lo hacían los leprosos, aislados de la comunidad.

Jesús, desde el bautismo, nos ha tocado y nos ha dicho: ¡Sana! Más aún, nos ha llenado de su Espíritu, sin embargo, no hemos dejado la lepra de la envidia, del odio, del rencor, etc. Es necesario de nuevo decirle al Señor: "Si quieres puedes sanarme". Él lo hará, una y mil veces, pues nos quiere sanos y llenos de vida en el Espíritu.

Así, una vez tocados por el amor sanante de Dios, nos convertiremos en verdaderos testigos de este amor en el mundo.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
http://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/

10 maneras de vivir la generosidad en el hogar

Es notorio como algunos niños y jóvenes les cuesta vivir el valor de la generosidad, tal vez por el mundo egocéntrico que los padres y familia han creado a su alrededor. Son generaciones que están siendo educadas bajo estructuras laxas, con pocos límites, sin autoridad; de ahí su comportamiento egoísta, pues olvidan que hay todo un entorno que le rodea. Es la generosidad un valor a reforzar en la formación de las nuevas generaciones.
Ser generosos es darse a los demás de forma desinteresada; es brindar lo que el otro necesita, no lo que nos sobra, y debe darse en el momento oportuno, lo que puede significar esfuerzo y hasta sacrificio. La generosidad brinda paz, alegría y nutre el espíritu, tanto propio como el de los otros.
Misión exclusiva de los padres
El autor Francisco Gras en uno de sus artículos, habla sobre esta virtud humana y el papel de los padres en esta importante misión: “Los padres deben motivar a los hijos hacia la generosidad, explicándoles situaciones donde podrían ellos mismos ejercer voluntariamente, la generosidad con su dinero, tiempo, juguetes, ropa, libros, posibilidades de perdón, ayuda, cariño, buenos tratos, etc. Encauzándoles para que actúen con su iniciativa personal, en ayudar a los demás.”
Pero poco o nada servirá la cátedra si los hijos no ven ejemplos reales en su hogar. Por eso como primera instancia, los padres deben demostrar ellos mismos la vivencia de la generosidad, para luego poder transmitirla a los hijos. Estas son 10 maneras de promover esta virtud en casa:
1.Hacer constantemente una revisión de las cosas de cada miembro de la familia para ver qué puede dar a los demás, compartiendo lo que le sirve y le gusta, no únicamente lo que le sobra. Acostumbrarse a tener solamente lo necesario.
2.Reconocer y animar a los miembros de la familia a que tengan un acto de servicio o generosidad, fomentando acciones de servicio voluntarias, sin que nadie lo tenga que pedir. Evitar a toda costa burlas o bromas que inhiban esta actitud.
3.Practicar la moderación y la sencillez, hay que educar en el ser y no en el tener.
4.Dar prioridad a las necesidades de los otros. Vivir la generosidad significa renunciar a nuestros deseos, gustos y caprichos para darle prioridad a otras personas.
5.Ser hospitalarios. Recibir con gusto y alegría a los amigos y visitantes atendiéndoles y haciendo que se sientan bien.
6.Velar por las necesidades de los que están cerca: personal de servicio, amigos, vecinos, familiares, compañeros, etc.
7.Dar siempre lo mejor de cada uno. Sonreír, ser amables, practicar las buenas maneras.
8.Escuchar y enseñar a los hijos a escuchar, ya que esto es dar nuestro tiempo, atención y dedicación a quien quiere compartir con nosotros.
9.Agradecer en familia todos los dones que se han recibido de manera gratuita. Valorarlos y atender a los que no tienen tanto como nosotros. Evitar a toda costa quejarnos por lo que no tenemos.
10.Nadie es el centro, todos somos importantes. Se maleduca convirtiendo a los hijos en el centro de atención, permitiendo que hagan todo lo que quieran y tomando decisiones que deberían estar a cargo de los padres. Esta es una actitud que motiva a las personas a volverse egoístas.
Más de este tema:
¿Hijos merengues?
Actos de generosidad, claves para la estabilidad matrimonial
Los 10 errores más comunes en la educación de los hijos
Tomado de
http://www.lafamilia.info/index.php?option=com_content&view=article&id=2216:10-maneras-de-vivir-la-generosidad-en-el-hogar&catid=75:valores&Itemid=163

viernes, 11 de enero de 2013

La carcoma de la envidia

Cervantes llamó a la envidia carcoma de todas las virtudes y raíz de infinitos males. "Todos los vicios –añadía– tienen un no sé qué deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabia".
La envidia no es la admiración que sentimos hacia algunas personas, ni la codicia por los bienes ajenos, ni el desear tener las dotes o cualidades de otro. Es otra cosa.
La envidia es entristecerse por el bien ajeno. Es quizá uno de los vicios más estériles y que más cuesta comprender y, al tiempo, también probablemente de los más extendidos, aunque nadie presuma de ello (de otros vicios sí que presumen muchos).
La envidia va destruyendo –como una carcoma– al envidioso. No le deja ser feliz, no le deja disfrutar de casi nada, pensando en ese otro que quizá disfrute más. Y el pobre envidioso sufre mientras se ahoga en el entristecimiento más inútil y el más amargo: el provocado por la felicidad ajena.
El envidioso procura aquietar su dolor disminuyendo en su interior los éxitos de los demás. Cuando ve que otros son más alabados, piensa que la gloria que se tributa a los demás se la están robando a él, e intenta compensarlo despreciando sus cualidades, desprestigiando a quienes sabe que triunfan y sobresalen. A veces por eso los pesimistas son propensos a la envidia.
Wilde decía que cualquiera es capaz de compadecer los sufrimientos de un amigo, pero que hace falta un alma verdaderamente noble para alegrarse con los éxitos de un amigo. La envidia nace de un corazón torcido, y para enderezarlo se precisa de una profunda cirugía, y hecha a tiempo.
Para superar la envidia, es preciso esforzarse por captar lo que de positivo hay en quienes nos rodean: proponerse seriamente despertar la capacidad de admiración por la gente a la que conocemos.
Hay muchas cosas que admirar en las personas que nos rodean. Lo que no tiene sentido es entristecerse porque son mejores, entre otras cosas porque entonces estaríamos abocados a una tristeza permanente, pues es evidente que no podemos ser nosotros los mejores en todos los aspectos.
La envidia lleva también a pensar mal de los demás sin fundamento suficiente, y a interpretar las cosas aparentemente positivas de otras personas siempre en clave de crítica. Así, el envidioso llamará ladrón y sinvergüenza a cualquiera que triunfe en los negocios; o interesado y adulador a aquél que le está tratando con corrección; o, como muestra de envidia más refinada, al hablar de ése que es un deportista brillante, reconocido por todos, dirá: "ese imbécil, ¡qué bien juega!".
Admirarse de las dotes o cualidades de los demás es un sentimiento natural que los envidiosos ahogan en la estrechez de su corazón.
Alfonso Aguiló, "La carcoma de la envidia", Hacer Familia nº 11, I.95
Tomado de
http://www.interrogantes.net/Alfonso-Aguilo-La-carcoma-de-la-envidia-Hacer-Familia-n0-11-I095/menu-id-29.html

miércoles, 9 de enero de 2013

Le faltan libros a la biblia o le sobran

La Biblia esta dividida en dos partes principales: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Cada una de estas partes son una serie de libros, de ahí su nombre de Biblia que en griego es “Biblos” y significa=libros ó o conjunto de libros. A esta “lista de libros inspirados por Dios” se le llama: “cánon bíblico”.
En el Nuevo Testamento tanto los católicos como los protestantes tenemos 27 libros, en eso no hay desacuerdo. Pero en el Antiguo Testamento si es diferente, pues los católicos tenemos 46 libros y los hermanos protestantes tienen 39. La diferencia son 7 libros a los cuales se les llama deuterocanonicos (Tobías, Judit, Baruc, Sabiduría, Eclesiástico y 1 y 2 de Macabeos). ¿Por qué? He aquí la respuesta.
1.- El Antiguo Testamento en tiempos de Cristo.
Cuando Jesucristo inicia su ministerio público obviamente no existía nada del Nuevo sino solamente del Antiguo Testamento, y de este había dos cánones o listas que eran usadas, La primera lista con 47 libros era la llamada versión de los 70 ó canon Alejandrino; El otro canon tenía menos libros pues era de 39 y se le conocía como canon hebreo ó palestinense. Las dos se usaban, pues no existía una sola lista cerrada que todos debieran de seguir. Hasta este momento si alguno optaba por usar una lista u otra era relativamente poco importante.
2.- Los Apóstoles y sus discípulos usaron estos siete libros.
Como la versión de los setenta estaba escrita en griego y era ampliamente conocida, los Apóstoles de Jesús usaron también estos libros al citar pasajes del Antiguo Testamento, incluyendo los siete que hoy en día algunos protestantes no aceptan y que los católicos si para seguir el ejemplo de los Apóstoles. Aproximadamente dos terceras partes de las citas que los Apóstoles mencionaron están tomadas del canon alejandrino, es decir, de la lista que incluye estos siete libros deuterocanónicos.
Por lo tanto un primer comentario importante que hacer es que si los Apóstoles y sus discípulos los usaron seguramente es porque ellos los veían como libros sagrados y por eso, años después, cuando se escribe el Nuevo Testamento que fue hecho casi totalmente en griego, no dudaron en usar esos siete libros y en dejarlos con referencias de haberlos usado. Un ejemplo clarísimo esta en Hebreos 11 que nos anima a seguir el testimonio de los héroes del Antiguo Testamento:
“las mujeres recibieron a sus muertos por la resurrección. Algunos fueron torturados, rehusando aceptar ser liberados, para poder levantarse nuevamente a una vida mejor” (Heb 11, 35).
Si buscamos donde esta eso en la Biblia en ninguna parte del Antiguo Testamento Protestante se encontrara, desde el principio hasta el final, desde el Génesis hasta Malaquías – no hay alguien siendo torturado y rehusando aceptar ser liberado, por su esperanza de una mejor resurrección.
Si quiere encontrar eso que se menciona en la carta a los hebreos, tiene que mirar en el Antiguo Testamento de una Biblia Catolica – en los libros deuterocanonicos que nosotros tenemos y que ellos quitaron a la Biblia. La historia donde se nos narra esa situación se encuentra en 2 Macabeos capitulo 7. Entonces no es a los católicos a los que no sobran libros, sino a nuestros hermanos separados a los que les faltan. De hecho muchos de ellos no saben porque ó cuando les quitaron esos libros a sus Biblias.
 Tambien en Hech 7,43 Esteban habla del “dios Refán”, eso esta tomado de la versión griega de los setenta que contiene los deuterocanónicos, pues en la otra versión que no los tiene se le llama “dios Quiyun”(Am 5,26). Asi que si Esteban uso la palabra “Refán” es porque para ellos era normal la version de “los setenta” que contiene los 7 libros que los protestantes rechazan y nosotros al igual que Esteban si los aceptamos.
3.-La Iglesia Católica fué la que estableció el canon bíblico (lista de libros inspirados).
Otra razón del porque en la Iglesia Católica se usan estos libros en la Biblia es por que se quiere ser fiel a la lista que se aprobó en un principio por el cristianismo. Pongamos un ejemplo para que sea mas sencillo: Si tenemos un libro X y una persona nos dice que le faltan páginas y otra nos dice que le sobran, una forma muy segura de saber quien tiene la razón es buscando al autor del libro y el libro original, de esa manera saldremos de dudas al comparar lo que nos dicen con lo que fué originalmente. En el caso de la Sagrada Escritura: ¿Quién? y ¿Cuándo? se tomó la decisión de definir que libros deberíamos de tener en la Biblia.
Encontrémoslo en la historia: El canon de la Escritura, Antiguo y Nuevo Testamento, empezó a ser definido en el Concilio de Roma en el año 382, bajo la autoridad del Papa Dámaso I. Después se confirmó en el Concilio de Hipona en el 393 y en el Concilio de Cártago en el 397. Es importante hacer notar que todos estos cánones eran idénticos a la moderna Biblia Catolica, y todos ellos incluían los deuterocanonicos.
4.- Los judíos se quedaron con el canon corto y los cristianos con el largo.
Mirando hacía lo que los judíos decidieron encontramos que ellos aproximadamente en el año 90-100 también establecieron su canon ó lista del Antiguo Testamento y se quedaron con el canon corto, principalmente porque para ellos si no estaba escrito en hebreo no tendría el mismo valor y con esto hicieron a un lado la lista mas larga y por supuesto cualquier otro libro escrito en griego como lo fue el Nuevo Testamento.
Entonces los judíos se quedaron sin esos siete libros y los cristianos si los incluyeron. ¿Si somos cristianos a quien vamos a obedecer? Por supuesto que a los responsables cristianos de aquellos tiempos. Esta es otra razón por la que en la Biblia Catolica si son incluidos, por ser fieles al cristianismo primitivo. Incluso, hay algunos judíos como los de Etiopia que siguieron con el canon largo que incluye los siete libros que tenemos.
Recuerde que todos los puntos que estamos explicando los puede confirmar por usted mismo buscando, libros y enciclopedias que hablen sobre este tema.
5.- La Iglesia Primitiva también usó los deuterocanonicos.
Para comprobar esto citaremos al estudioso protestante Sr. J. Kelly que dice: “Debería observarse que el Antiguo Testamento entonces admitido como autorizado en la Iglesia era algo mayor y comprendía más que el [Antiguo Testamento Protestante]… Siempre incluía, aunque con varios grados de reconocimiento, los llamados libros deuterocanónicos.
La razón para esto era que el Antiguo Testamento que pasó en primera instancia a las manos de los cristianos era la traducción griega conocida como versión de los setenta… la mayoría de las citas bíblicas que se encuentran en el Nuevo Testamento se basan en ella más que en la Hebrea… En los primeros dos siglos… la Iglesia parece haber aceptado como inspirados todos, o la mayoría, de estos libros adicionales, y haberlos tratados como Escritura sin más cuestión.”
Recuerde que esto lo dijo un profesor protestante. Entonces, si la Iglesia los usó en los primeros siglos con mayor razón nosotros. Un último detalle importante es que durante muchos siglos la Biblia protestante también tenía estos siete libros. Incluso Lutero, Zwinglio y Calvino los tuvieron en sus Biblias al menos como un apéndice.
Fue apenas en el año 1835 la primera vez que la imprimieron sin ellos. De hecho hoy en día gracias a la investigación, al ecumenismo y al amor a la verdad hay cada vez mas protestantes serios que están volviendo a incluirlos en sus nuevas ediciones bíblicas.
Fuente: http://defiendetufe.org

Una guía católica sobre la depresión

Aaron Kheriaty estudió filosofía en la Universidad de Notre Dame y medicina en la de Georgetown. Ahora dirige el programa de médicos residentes del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, en Irvine. Tanto su formación como sus años de experiencia clínica le han llevado a pensar que la mejor forma de tratar la compleja enfermedad de la depresión es desde diversas perspectivas.

En The Catholic Guide to Depression, Kheriaty aspira a ofrecer un enfoque que integre tanto los hallazgos de la medicina como las aportaciones de la antropología y la luz de la fe. A esta tarea le ha ayudado el sacerdote John Cihak, de la archidiócesis de Portland (Oregon).

A lo largo de sus vidas, los dos han ayudado a creyentes con depresión. Y los dos tienen muy claro que sus tareas son complementarias. Ni la religión ni la psiquiatría pueden ni deben intentar sustituir el trabajo que cada una de ellas realiza.

El problema, dice Kheriaty en una entrevista concedida a The Catholic World Report, es que en algunos momentos de la historia “algunos psiquiatras se han atrevido a ir más lejos de lo que la ciencia médica puede legítimamente afirmar, y han presentado sus conclusiones antirreligiosas en nombre de la psiquiatría o las han disfrazado bajo la bandera de la ciencia”.

“La realidad es que cada vez hay más pruebas procedentes de investigaciones médicas y científicas de que, para la mayoría de la gente, las prácticas religiosas y espirituales (como la oración meditativa, la asistencia regular a la iglesia, la participación en ceremonias comunitarias...) tienen precisamente efectos positivos en la salud psíquica y mental, lo que incluye reducir el riesgo de depresión y ayudar a los pacientes a recuperarse más rápidamente de episodios depresivos”.

La fe, una ayuda

Aunque los factores desencadenantes de esta enfermedad son muy variados (biológicos, predisposiciones genéticas, problemas familiares, experiencias traumáticas...) y exigen de un tratamiento psiquiátrico específico, Kheriaty y Cihak sostienen que “la vida espiritual es fundamental para prevenir o recuperarse de una depresión”. Esta no solo afecta al cuerpo, sino también al alma. Por eso, dicen, saberse amado por un Dios cercano que acompaña y sostiene –aunque no se sienta su cercanía en esos momentos– puede ser una fuente de paz y de serenidad.

Además, la fe aporta un sentido a los sufrimientos que acompañan a la depresión: lejos de ser inútiles, el creyente sabe que pueden tener un valor redentor cuando se unen al sacrificio de la Cruz de Cristo. En la misma línea, los autores salen al paso (y tranquilizan) a aquellos creyentes que pueden sentirse inclinados a pensar que la depresión es un signo de fracaso espiritual o una muestra de falta de fe.

Para los católicos, el libro de Kheriaty y Cihak también es útil porque aclara las diferencias entre la depresión y diversos estados de la mente y el alma como la culpabilidad, la pereza espiritual o las llamadas “noches oscuras de alma”. También en estos casos, la colaboración entre sacerdotes y psiquiatras puede servir para discernir estos estados que en ocasiones pueden aparecer juntos.

Tomado de Aceprensa
http://www.aceprensa.com/m/articles/una-guia-catolica-sobre-la-depresion/


El principio de la subsidariedad

¿Qué es eso? ¿Quién lo formuló? ¿Es obligatorio en conciencia?


He leído en cartas a los lectores una carta que incide en un tema crucial a tenor de la reinvindicación de la independencia de Catalunya. En 'Reflexión sobre Cataluña. Será interdependiente, nunca independiente' los tres autores de esta carta apelan al vocablo interdependencia, lo razonan, lo fundamentan y lo distinguen del afirmado -y concedido en base a la libertad de expresión hasta cierto punto- independencia de Catalunya. Desde luego no por mí. Pues se trata de una expresión no fundamentada en la verdad histórica sino en una pretensión política a la desesperada un tanto pueril. Mi identidad catalana no es asunto opinable y menos discutible por nadie. Y menos en Catalunya. Es una identidad que se afirma por sí misma con mi sola presencia, sin necesidad de ningún amparo de partido político que se autoerija en detentor de la misma .Es decir no es definible en términos de independencia si independencia no.
La Historia es un cúmulo sucesivo de la historia concreta de épocas anteriores, con situaciones de esplendor, de decadencia, de armonía y de enfrentamientos en todas partes. Yo formo parte de su gestión en la medida que me implico con mi vida en la aportación no exclusiva ni excluyente de la de los demás, en términos evangélicos de amor al prójimo.
Podemos estar horas, días y años argumentando. Podemos estar siempre en mera dialéctica. Igual ésta no lleva al enfrentamiento. Pero sin duda a donde sí conduce es a la pérdida del tiempo, de mi tiempo si entro en ella, rizando el rizo en algo parecido a los debates futbolísticos post partido. Recuerdo esos debates cuando era niño. Bastaba acercarse a la Plaza Catalunya de Barcelona al inicio de las Ramblas. Era curioso y patético observar como hombres de todas las edades se autoafirmaban a sí mismos sin que en ningún momento se produjese un mínimo diálogo entre afirmaciones no acaloradas como aquellas y escucha activa de la opinión de otros ciudadanos, cosa ésta última que nunca observé. Es decir no había el más mínimo interés por dialogar. Sólo el del desfogue descerebrado en la autoafirmación.
La política hoy, por lo menos en España y en concreto en Catalunya, se parece a eso. El periodismo de opereta en cantidad de emisoras televisivas induce a ello. El silogismo del modo de razonar se reduce a yo creo, yo digo, yo digo más, yo levanto más la voz y como que esto es así porque yo lo creo y lo afirmo, entonces la verdad es mía. Normalmente por ahora no se llega a las manos. Pero el cerebro queda neutralizado en el razonamiento.
Un cristiano no puede, no debe quedarse expectante ante ello. El principio de subsdiariedad nos obliga a todos. Tema ese señalado en la firma del 6 de junio de 2012 de ForumLibertas, titulada 'Educación y Sanidad, hoy'.
¿Qué es el principio de subsidiariedad hoy? ¿En qué catequesis de adultos se expone y estudia? Empecemos por ahí. Y sigamos por ahí. Y no solo en Educación y Sanidad sino en todos los ámbitos del orden temporal, éste que estamos llamados a construir en positivo aportando desde la radicalidad creída, afirmada y vivida del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. 
Marcel Mariner