Una manera que he encontrado para orar y enseñar a orar con la Palabra de Dios ha sido la "Lectio Divina" o "Lectura Orante de la Palabra". La he usado en la comunidad del Seminario durante dos años y ya cumpliremos un año utilizándola con la comunidad parroquial en donde estoy sirviendo en los actuales momentos.
Ha sido de gran provecho para mi ministerio y mi comunidad. La gente más sencilla, no sólo ha entendido bien el método, sino que que se ha entusiasmado con la Biblia, ante la cual experimentaban temores y dudas. También nos ha servido para tener una experiencia de unidad y comunión entre quienes la realizamos semanalmente.
Te dejo un link que te puede ayudar a entender mejor el método. ¿Qué es la "Lectio divina"? Sin embargo, no quisiera que abordaras esta "experiencia" propiamente con la frialdad que inspira la palabra "método". Va mucho más allá que eso. Es una forma de entender mejor la Biblia y de orar a partir de ella. Es dejar que la Palabra de Dios anime e interpele nuestras vidas y nuestras comunidades. Es una forma, no la única, de estar en sintonía con Dios y permitir que Él nos hable, nos renueve, nos interpele y nos anime.
En muchas ocasiones, tanto a mis hermanos de la comunidad parroquial como a mí, la Palabra de Dios nos ha dejado pasmados. Nos ha dado la respuesta que necesitábamos, nos ha iluminado las situaciones vividas a diario, nos ha animado cuando hemos llegado tristes y preocupados, nos ha dado tranquilidad y serenidad ante situaciones que habitualmente nos inquietaban y angustiaban.
Con la comunidad con la que actualmente vivo esa experiencia, hemos escogido el Evangelio de San Marcos desde el mes de abril del año 2010. Ya vamos a cumplir un año y apenas vamos por el capítulo 7. Por eso no se trata de "correr" en su lectura. Hay que "saborear" cada palabra, cada gesto del Señor, cada sentimiento de Jesús o de los suyos.
Sencillamente anunciamos el texto que leeremos la semana siguiente. Al llegar el día y la hora, INICIAMOS con una oración e invocación al Espíritu Santo. Luego LEEMOS (qué nos dice el texto) y hasta releemos la Palabra, hacemos ecos (repetimos la frase o palabra que más nos haya llamado la atención). Posteriormente nos hacemos preguntas sobre el sentido de lo que hemos leído, sobre sus personajes, sobre las palabras que no hayamos entendido. En algunos momentos he aportado explicaciones que pudieran hacernos entender mejor lo abordado. Después seguimos con la MEDITACIÓN (qué me dice a mí el texto). Cada quien de manera libre comparte lo que la Palabra le ha dicho, confrontando el mensaje con la vida. Pasamos seguidamente a la ORACIÓN (qué me hace decir el texto). En este momento, y a la luz de la Palabra, le expresamos al Señor lo que necesitamos, le damos gracias por lo que nos ha comunicado o nos ha hecho vivir, le pedimos perdón por lo que no hemos vivido o actuado y que la Palabra nos ha hecho entender. Y finalmente CONTEMPLAMOS la Palabra usando la imaginación y sacamos propósitos.
Esta práctica me hace pensar en aquel pasaje que afirma: "La palabra está cerca muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas" (Dt 30, 14). En la boca para la lectura, en el corazón para la meditación y la oración, en la práctica para la contemplación.
Te invito a que conozcas la Palabra de Dios a través de este sencillo método o experiencia. Verás que te gustará y te servirá de mucho.
Esto me hace recordar tu estadía en mi parroquia, haré de éste método un plan de vida... Luego te comento como me voy en la práctica. Un abrazo y gracias por compartir éstas cosas que nos acercan más a Dios.
ResponderEliminarExcelente Martín, desde hace casi dos años he tomado el hábito de la lectura, leo libros de recreación y en su mayoría formación, la vida de los santos es algo que me reconforta mucho, sin embargo, me ha costado entrarle a La Santa Biblia, y sin duda alguna es la lampara que ilumina nuestra vida, haré un firme propósito de hacerlo semanalmente, muchas gracias.
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