San Lucas 9,57-62
«Mientras iban de camino, un hombre le dijo a Jesús:
—Señor, deseo seguirte a dondequiera que vayas.
Jesús le contestó:
—Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.
Jesús le dijo a otro:
—Sígueme.
Pero él respondió:
—Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.
Jesús le contestó:
—Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el reino de Dios.
Otro le dijo:
—Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de los de mi casa.
Jesús le contestó:
—El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el reino de Dios.»
Palabra del Señor
Gloria a Ti, Señor Jesús
a) Hoy leemos tres breves episodios de "vocación" a su seguimiento, con situaciones diferentes y respuestas que parecen paradójicas por parte de Jesús.
A uno que le quería seguir, Jesús le advierte que no tiene ni dónde reclinar la cabeza: menos que los pájaros y las zorras, que tienen su nido o su madriguera. A otro le llama él, y no le acepta la excusa dilatoria de que tiene que enterrar a su padre: "deja que los muertos entierren a sus muertos". Al que le pide permiso para despedirse de su familia, le urge a que deje el asunto así, porque sería como el que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás.
b) Las respuestas no se deben tomar al pie de la letra, sino como una manera expresiva de acentuar la radicalidad del seguimiento que pide Jesús, y su urgencia, porque hay mucho trabajo y no nos podemos entretener en cosas secundarias.
Con su primera respuesta, nos dice que su seguimiento no nos va a permitir "instalarnos" cómodamente. Jesús está de camino. Como Abrahán desde que salió de su tierra de Ur y peregrinó por tierras extrañas cumpliendo los planes de Dios.
Con la segunda, Jesús no desautoriza la buena obra de enterrar a los muertos. Recordemos el libro de Tobías, en que aparece como una de las obras más meritorias que hacía el buen hombre. A Jesús mismo le enterraron, igual que hicieron luego con el primer mártir Esteban. Lo que nos dice es que no podemos dar largas a nuestro seguimiento. El trabajo apremia. Sobre todo si la petición de enterrar al padre se interpreta como una promesa de seguirle una vez que hayan muerto los padres. El evangelio pone como modelos a los primeros apóstoles, que, "dejándolo todo, le siguieron".
Lo mismo nos enseña con lo de "no despedirse de la familia". No está suprimiendo el cuarto mandamiento. Es cuestión de prioridades. Cuando el discípulo Eliseo le pidió lo mismo al profeta Elías, éste se lo permitió (I R 19). Jesús es más radical: sus seguidores no tienen que mirar atrás. Incluso hay que saber renunciar a los lazos de la familia si lo pide la misión evangelizadora, como hacen tantos cristianos cuando se sienten llamados a la vocación ministerial o religiosa, y tantos misioneros, también laicos, que deciden trabajar por Cristo dejando todo lo demás.
Sin dejarnos distraer ni por los bienes materiales ni por la familia ni por los muertos. La fe y su testimonio son valores absolutos. Todos los demás, relativos.
c) Señor, hoy quiero renovar mi deseo de seguirte y responder generosamente al llamado que me has hecho. No permitas que mis excusas comprometan mi entrega.
Te pido también por las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales para que escuchando tu llamado, respondan sin retrasos ni egoísmos al llamado que a todos nos haces para la santidad, la ayuda a los demás y al servicio de tu Reino.
Gracias Buen Señor por este espacio de encuentro contigo. Ayúdame para que lo aprendido al reflexionar en tu palabra me ayude a seguir adelante en mi vida cristiana, sin volver la mirada atrás, sino que por el contrario con el horizonte fijo en Ti. Amén.
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