domingo, 24 de agosto de 2014

¡Ay de ustedes, guías ciegos!


San Mateo 23,13-22


«¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que cierran la puerta del reino de los cielos para que otros no entren. Y ni ustedes mismos entran, ni dejan entrar a los que quieren hacerlo.

¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que recorren tierra y mar para ganar un adepto, y cuando lo han logrado, hacen de él una persona dos veces más merecedora del infierno que ustedes mismos. 

¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Quien hace una promesa jurando por el templo, no se compromete a nada; pero si jura por el oro del templo, entonces sí queda comprometido.” 

¡Tontos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo por cuya causa el oro queda consagrado? 

También dicen ustedes: “Quien hace una promesa jurando por el altar, no se compromete a nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre el altar, entonces sí queda comprometido.” ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar por cuya causa la ofrenda queda consagrada? El que jura por el altar, no está jurando solamente por el altar, sino también por todo lo que hay encima; y el que jura por el templo, no está jurando solamente por el templo, sino también por Dios, que vive allí. Y el que jura por el cielo, está jurando por el trono de Dios, y a la vez por Dios, que se sienta en él.»

Palabra del Señor 

Gloria a ti, Señor, Jesús 


Los ataques de Jesús contra los fariseos empezamos a leerlos el sábado pasado ("no hacen lo que dicen") y van a continuar durante tres días, con una serie de lamentaciones que les descalifican: "ay de ustedes..."


Las acusaciones de Jesús son muy directas:


- no entran en el Reino, ni dejan entrar a los demás: porque no quieren reconocer al que es la Puerta, Jesús, y atosigan al pueblo con interpretaciones rigoristas;


- con el pretexto de oraciones, "devoran los bienes de las viudas";


- hacen proselitismo, pero cuando encuentran a una persona dispuesta, no la convierten a Dios, sino a sus propias opiniones;


- caen en una casuística inútil, por ejemplo, sobre los juramentos, perdiendo el tiempo y angustiando a los fieles con cosas que no tienen importancia.


Son "guías ciegos y necios". Mal van a poder conducir al pueblo.


Con las personas normales, por débiles y pecadoras que sean, Jesús no se suele mostrar tan duro. Pero sí, con los que son -deberían ser- guías del pueblo, o constituidos en autoridad: "su sentencia será más severa".


Los que tenemos alguna responsabilidad en la vida de la familia o en el campo de la educación o de la comunidad eclesial, tenemos mayor obligación de dar ejemplo a los demás, de no llevar una "doble vida" (entre lo que enseñamos y lo que luego hacemos), de no ser exigentes con los demás y tolerantes con nosotros mismos (la "ley del embudo"), de no ser como los hipócritas, que presentan por fuera una fachada, pero por dentro son otra cosa...


Las acusaciones de Jesús nos las hemos de aplicar a nosotros, porque dentro de cada uno puede esconderse un pequeño o gran fariseo. ¿Qué actitudes farisaicas descubro en mí? Repasemos la lista y respondamos sinceramente si se nos podría tildar de "guías ciegos y necios", si buscamos y ayudamos a otros para vanidad nuestra más que para bien de los demás o para gloria de Dios, si perdemos el tiempo en inútiles discusiones de palabras, si hemos matado el espíritu con una casuística exagerada...


Te agradezco, Señor, por tu Palabra que me invita a vivir conforme a mi fe. Yo sé que muchas veces soy poco coherente y no vivo con radicalidad mi fe. Ayúdame, Buen Jesús, a esforzarme por ser coherente, a vivir la caridad con el prójimo y así amarte a Ti cada vez más plenamente. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario