jueves, 30 de octubre de 2014

Jesús sana nuevamente en sábado


San Lucas 14,1-6

Un sábado Jesús fue a comer a la casa de uno de los fariseos más importantes, y ellos lo observaban. Por casualidad había delante de él un hombre que sufría de hinchazón. Jesús preguntó a los maestros de la Ley y a los fariseos: "¿Está permitido por la Ley curar en día sábado o no?" Pero ninguno respondió. Jesús entonces se acercó al enfermo, lo curó y lo despidió. Después les dijo: "Si a uno de ustedes se le cae su burro o su buey en un pozo en día sábado, ¿acaso no va en seguida a sacarlo?" Y no pudieron contestarle. 
Palabra del Señor
Gloria a Ti, Señor, Jesús

a) Otra curación en sábado. El lunes pasado leíamos una que hizo Jesús con la mujer encorvada. Hoy es con un hombre aquejado del mal de la hidropesía, la acumulación de líquido en su cuerpo.

Pero no importa tanto el hecho milagroso, que se cuenta con pocos detalles. Lo fundamental es el diálogo de Jesús con sus adversarios sobre el sentido del sábado: una vez más da a entender que la mejor manera de honrar este día santo es practicar la caridad con los necesitados. Y les echa en cara que por interés personal -por ejemplo para ayudar a un animal de su propiedad- sí suelen encontrar motivos para interpretar más benignamente la ley del descanso. Por tanto no pueden acusarle a él si ayuda a un enfermo.

b) Uno de los 39 trabajos que se prohibían en sábado era el de curar. Pero una reglamentación, por religiosa que pretenda ser, que impida ayudar al que está en necesidad, no puede venir de Dios. Será, como en el caso de aquí, una interpretación exagerada, obra de escuelas rigoristas.

¿Qué excusas ponemos nosotros para no salir de nuestro horario, en ayuda del hermano, y tranquilizar así nuestra conciencia? ¿el rezo? ¿el trabajo? ¿el derecho al descanso?

Sí, el domingo es día de culto a Dios, de agradecimiento por sus grandes dones de la creación y de la resurrección de Jesús. Todo lo que hagamos para mejorar la calidad de nuestra Eucaristía dominical y para dar a esa jornada un contenido de oración y de descanso pascual, será poco.

Pero hay otros aspectos del domingo que también pertenecen a su celebración en honor del Resucitado: es un día de alegría, todo él -sus veinticuatro horas- vivido pascualmente, sabiendo encontrarnos a nosotros mismos y nuestra paz y armonía interior y exterior, un día de contacto con la naturaleza, por poco que podamos. Y también un día de apertura a los demás: vida de familia y de comunidad -que nos resulta menos posible los días entre semana- y un día de "saber descansar juntos", cultivando valores humanos importantes. Un día de caridad, en que se nos ocurran detalles pequeños de humanidad con los demás: ¿a qué enfermo de hidropesía ayudamos a sanar en domingo? ¿no hay personas a nuestro lado con depresiones o agobiadas por miedos o complejos, a las que podemos echar una mano y alegrar el ánimo?

Jesús iba a la sinagoga, los sábados. Y parece como que además prefiriera ese día precisamente para ayudar a las personas curándolas de sus males. Sus seguidores podríamos conjugar también las dos cosas.

c) Señor, enséñame a servirte en mis hermanos. Que nunca ponga como excusa el cumpliemto de mis obligaciones religiosas o civiles para no vivir la caridad. Te reconozco como mi único Señor y Salvador. Quiero darte culto y servirte y amarte sobre todas las cosas, pero haz que ese amor a Ti se traduzca en solidaridad con mis hermanos, especialmente los más necesitados. Amén 

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