jueves, 27 de octubre de 2016

Marcos 4, 21-25


Espíritu de Dios, concédeme tu sabiduría para que la Palabra de Dios que escucharé y meditaré hoy, se convierta en vida y en luz para los demás

Marcos 4, 21-25

21 Jesús les dijo también: «Cuando llega la luz, ¿debemos ponerla bajo un macetero o debajo de la cama? ¿No la pondremos más bien sobre el candelero? 22 No hay cosa secreta que no deba ser descubierta; y si algo ha sido ocultado, será sacado a la luz. 23 El que tenga oídos para escuchar, que escuche.»
24 Les dijo también: «Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan, se usará para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía. 25 Sépanlo bien: al que produce se le dará más, y al que no produce se le quitará incluso lo que tiene.»
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor, Jesús

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a) Otras dos parábolas o comparaciones de Jesús nos ayudan a entender cómo es el Reino que él quiere instaurar.

La del candelero, que está pensado para que ilumine, no para que quede escondido. Es él, Cristo Jesús, y su Reino, lo primero que no quedará oculto, sino aparecerá como manifestación de Dios. El que dijo «yo soy la Luz».

La de la medida: la misma medida que utilicemos será usada para nosotros y con creces.

Los que acojan en sí mismos la semilla de la Palabra se verán llenos, generosamente llenos, de los dones de Dios. Sobre todo al final de los tiempos experimentarán cómo Dios recompensa con el ciento por uno lo que hayan hecho.

b) Esto tiene también aplicación a lo que se espera de nosotros, los seguidores de Cristo. Si él es la Luz y su Reino debe aparecer en el candelero para que todos puedan verlo, también a nosotros nos dijo: «ustedes son la luz del mundo» y quiso que ilumináramos a los demás, comunicándoles su luz.

Creer en Cristo es aceptar en nosotros su luz y a la vez comunicar con nuestras palabras y nuestras obras esa misma luz a una humanidad que anda siempre a oscuras. Pero ¿somos en verdad luz? ¿Iluminamos, comunicamos fe y esperanza a los que nos están cerca? ¿Somos signos y sacramentos del Reino en nuestra familia o comunidad o sociedad? ¿O somos opacos, «malos conductores» de la luz y de la alegría de Cristo?

En la celebración del Bautismo, y luego en su anual renovación en la Vigilia Pascual, la vela de cada uno, encendida del Cirio Pascual, es un hermoso símbolo de la luz que es Cristo, que se nos comunica a nosotros y que se espera que luego se difunda a través nuestro a los demás. No podemos esconderla. Tenemos que dar la cara y testimoniar nuestra fe en Cristo.

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Señor, danos ánimo para que no seamos tímidos anunciadores de tu Palabra, para que nuestras preocupaciones no hagan sombra a la luz, para que nuestra pereza no nos lleve a mantener escondido el anuncio de salvación que nos has confiado. Amén



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