Señor, abre nuestros oídos y nuestro corazón para escuchar con frutos tu Palabra. Que ella sea guía para nuestros
pasos.
"Después de que tomaron preso a Juan, Jesús fue a Galilea y empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios. Decía: «El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Renuncien a su mal camino y crean en la Buena Nueva.»
Mientras Jesús pasaba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y yo los haré pescadores de hombres.» Y de inmediato dejaron sus redes y le siguieron.
Un poco más allá Jesús vio a Santiago, hijo de Zebedeo, con su hermano Juan, que estaban en su barca arreglando las redes. Jesús también los llamó, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los ayudantes, lo siguieron.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor, Jesús
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a) El mensaje de Jesús es sencillo pero lleno de consecuencias: ha llegado la hora (en griego, «kairós»), las promesas del AT se empiezan a cumplir, está cerca el Reino de Dios, conviértanse y crean la Buena Noticia: la Buena Noticia que tiene que cambiar nuestra actitud ante la vida.
En seguida empieza ya a llamar a discípulos: hoy a cuatro, dos parejas de hermanos. El relato es bien escueto. Sólo aporta dos detalles: que es Jesús el que llama y que los llamados le siguen inmediatamente, formando ya un grupo en torno suyo.
b) Nosotros también somos invitados a escuchar a Jesús, nuestro auténtico Maestro y a seguirle en su camino. Somos convocados a «convertirnos», o sea, a ir aceptando en nuestras vidas la mentalidad de Jesús. Si creyéramos de veras, como aquellos cuatro discípulos, la Buena Noticia que Jesús nos anuncia también a nosotros, ¿No se nos tendría que notar que hemos encontrado al Maestro auténtico?
«Conviértanse y crean en la Buena Noticia». Convertirse significa cambiar, abandonar un camino y seguir el que debe ser, el de Jesús. «Lo dejaron todo y le siguieron». ¡Qué buena disposición la de aquellos pescadores! «Lo dejaron todo y le siguieron»
No es un maestro que enseña sentado en su cátedra. Es un maestro que camina por delante. Sus discípulos no son tanto los que aprenden cosas de él, sino los que le siguen, los que caminan con él.
Que nosotros también seamos generosos en seguir a Jesús. Quizá debemos dejar muchas comodidades y comprometernos más.
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Señor, nuestro seguimiento de tu Persona consiste en caminar junto a Ti, de tu mano, escuchando tus palabras y haciéndolas vida en nuestra jornada diaria. Haz que yo de verdad me desprenda de mis comodidades y egoísmo y sea fiel discípulo tuyo.
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